La batería nuclear se está desarrollando a partir del
isótopo níquel-63, producido en el reactor experimental universitario a partir
del níquel-62. "Es un isótopo inestable, un puro emisor de radiaciones
beta con una energía reducida y un período de semidesintegración bastante
largo", señaló a la agencia RIA Novosti el catedrático Ígor
Shamanin. "A partir de él se desarrolla la denominada pila nuclear, que
podrá servir hasta 50 años".
El científico cree que las fuentes de corriente
eléctrica con largos plazos de expiración tendrán una gran demanda. Por
ejemplo, esta clase de baterías es necesaria para el funcionamiento autónomo de
las naves espaciales, especificó.
"Ahora se abastecen de energía mediante voluminosas
baterías solares. Son muy caprichosas, y están poco protegidas ante las lluvias
de meteoros. En cambio, la pila nuclear sería muy pequeña, daría electricidad
durante unos 50 años y permitiría que el satélite estuviera en servicio sin
necesidad de estar expuesto al Sol", sostuvo Shamanin.
Pero el invento no solo se podría aplicar en el espacio.
Pilas igualmente duraderas son necesarias en el campo de la medicina, en
concreto para alimentar los marcapasos, cree el físico ruso.
La Universidad Politécnica que representa Shamanin es el
único suministrador ruso del níquel-63. Ganó un concurso para obtener este
combustible atómico mediante la exposición a los haces radiactivos de un blanco
con el isótopo estable.