"La rotación de la Tierra se ralentiza gradualmente y
los llamados segundos intercalaressirven para ajustarlo", comenta
Daniel MacMillan, del Centro de vuelo espacial Goddard de la NASA.
Un día dura 86.400 segundos, según el estándar que la
humanidad usa en la vida cotidiana, el del tiempo atómico (UTC). La duración de
un segundo en el tiempo atómico se basa en las vibraciones dentro de
los átomos de cesio, y se considera que este es el método más fiable
para medirlo, puesto que los átomos oscilan en frecuencias
extremadamente uniformes. Estas transiciones electromagnéticas son tan fiables
que el reloj de cesio solo se adelanta o se retrasa un segundo cada 1.400.000
años.
Sin embargo, el día solar medio (la duración media de un
día, el tiempo que tarda la Tierra en dar la vuelta sobre su propio
eje) dura 86.400,002 segundos. Esto se debe a que la rotación de la Tierra
se ralentiza gradualmente debido a una fuerza de frenado causada por la lucha gravitatoria
entre la Tierra, la Luna y el Sol. Los científicos estiman que la última vez
que el día solar medio duró exactamente 86.400 segundos fue
aproximadamente en 1820.
Pero estos 2 milisegundos no son el quid de la cuestión, ya
que, aunque es cierto que la Tierra se ralentiza, en realidad cada día concreto
tiene una duración impredecible. Esto se debe a que la duración de la rotación
completa de la Tierra se ve influida por muchos factores, sobre todo por
las variaciones climáticas estacionales y diarias. Por ejemplo, las variaciones
atmosféricas a causa de El Niño pueden desacelerar la rotación de la Tierra,
aumentando la duración del día en hasta un 1 milisegundo.
Contribuyen también la dinámica de núcleo interno de la
Tierra, variaciones en los océanos, las aguas subterráneas y almacenamiento de
hielo, más las mareas oceánicas y atmosféricas.
Los científicos monitorean el tiempo de la rotación de la
Tierra con la técnica llamada interferometría de base ancha (VLBI), consistente
en la observación de objetos celestes con radiotelescopios ubicados en
distintas partes de la Tierra (el centro Goddard de la NASA incluido), que
trabajan como si fueran un único radiointerferómetro gracias a un sistema de
grabación que permite procesar los datos de todas las antenas participantes de
forma conjunta.
En las mediciones de VLBI se basa el estándar de tiempo llamado
UT1. El UT1 no es tan uniforme como el reloj de cesio, con lo cual el UT1 y el
UTC tienden a distanciarse. Los segundos intercalares sirven para que la
diferencia entre los dos estándares de tiempo no sea superior a 0,9 segundos.
En general, este segundo extra se añade el 30 de junio o el 31 de diciembre.
Desde el año 2000, es la cuarta vez que sucede.